Por muchos esfuerzos que se hagan a la hora de separar el referéndum sobre el estadio de los otros conflictos que asedian al FC Barcelona, es inevitable que el resultado que arroje este sábado la consulta a los socios sea considerado a todos los niveles como un acto de legitimación o deslegitimación de la Directiva de Bartomeu al frente del club.
Nunca lo reconocerá en público, pero se sabe que, tras el estallido de la sanción de la FIFA, Bartomeu llegó a comentar en privado con personas muy cercanas que estaba analizando seriamente la posibilidad de aplazar el referéndum porque se temía lo peor: un voto negativo sería interpretado, y así será, como un voto de castigo a su gestión.
Si le sale mal, Bartomeu habrá agotado los pocos cartuchos que le quedaban para eludir una convocatoria electoral a final de temporada. Si el caso Neymar ya lo exigía, el caso de los traspasos de menores lo han puesto en el disparadero.
Finalmente, Bartomeu optó por seguir adelante con el plan trazado porque así los contrarios a la reforma del estadio tendrían menos tiempo, como así ha ocurrido, para que se escuchara su voz discrepante.
La sordina puesta en la voz de los contrarios a la reforma del estadio
Bartomeu sabía perfectamente de esa corriente que propugna el NO en el referéndum. Quizá muy tarde, un grupo de socios se decidió por debatir en el «Auditori 1899» del Camp Nou la reforma del estadio azulgrana, creyendo que el foro les daría una resonancia suficiente en su postura contraria a la propuesta de la junta directiva de invertir 600 millones de euros en remodelar el estadio y en construir un nuevo pabellón polideportivo.
Los tres socios que impulsaron el NO (Xavier Sáez, Aniol Colillas y Gabriel Rex) han criticado que en el periodo informativo previo al referéndum «no ha habido matices, y sólo existe un ‘sí’ o un ‘no’, y el ‘sí’ defendido por la junta ha contado con todos los recursos».
«La actual junta, que puede hacer cautiva a la entidad por esta obra, criticó y tildó de faraónica la reforma que pretendía impulsar la anterior junta, que tenía un coste de menos de la mitad que la que presenta la actual», ha añadido el socio, quien ha solicitado el «no» al tachar a los actuales gestores de «incumplir su programa electoral» y de «mentir» reiteradamente.
«Con esta obra nos pueden comprometer durante treinta años. Además, es una imprudencia acometer este proyecto cuando estamos jugando en una Liga con muchos equipos quebrados. Este no es un momento para este tipo de inversiones», ha añadido.
Además, el patrocinio de Catar ha vuelto a estar en boca de los ponentes, en una charla ante algo menos de un centenar de socios. «Nos engañaron con Catar y desconocemos la letra pequeña del contrato», ha precisado Rex.
«No entendemos por qué han puesto el turbo en los últimos años para iniciar esta obra. La imprudencia la podemos pagar cara. Esto es un motivo más de pérdida de confianza hacia la junta. El sábado nos piden que les firmemos un cheque en blanco y es un paso que podría conducir al club a la sociedad anónima», ha concluido.
Lo dicho: la masa social azulgrana está citada este sábado a votar algo más que unas obras de reforma, y bien costosas que son.