«Siempre que vengo a esta tierra, aprendo algo». Palabras de un emocionado Ángel María Villar, quien ha sido distinguido entre otros muchos premiados durante la gala que ha festejado en Sevilla el Centenario de la Real Federación Andaluza de Fútbol.
Con un viva el fútbol andaluz el Presidente de la RFEF ha resumido el sentir general del auditorio en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla por el que han desfilado personalidades distinguidas de todos el estatemos del deporte rey junto a representantes institucionales y artistas destacados que han puesto el broche musical a la gala.
Eduardo Herrera, Presidente de la RFAF, ha sido el encargado de entregar los reconocimientos a trabajadores incansables desde diferentes puestos de responsabilidad como jugadores, entrenadores (Joaquín Caparrós entre ellos), delegados, dirigentes o árbitros como David Fernández Borbalán.
Ángel María Villar ha recordado sus muchas visitas a Andalucía desde sus tiempos de jugador en activo hasta este viernes en que la RFEF ha celebrado en Sevilla su Junta Directiva
Uno de los momentos más emotivos ha reunido sobre el escenario a los familiares de todos y cada uno de los presidentes que ha tenido la RFAF en estos cien años y que ha juntado a Eduardo Herrera con su predecesor, Ginés López-Cirera en un ambiente de recuerdos y cordialidad.
Ya en la parte final el Presidente de la RFEF ha recibido de manos de Herrera la Medalla de Oro y Brillantes del Centenario, haciendo entrega a su vez al dirigente andaluz de una placa en reconocimiento y felicitación al trabajo realizado durante 100 años en Andalucía.
Ángel María Villar ha presidido la Junta Directiva de la RFEF en la capital hispalense y en su discurso de agradecimiento ha glosado sus múltiples visitas a la que califica de «una tierra maravillosa de hombres sencillos y trabajadores». Desde sus tiempos como jugador en activo hasta su paseo matutino del viernes con parada en la Capilla de las Hermanas de la Cruz y en la que ha declarado sentirse conmovido por el ejemplo de una anciana religiosa como símbolo de lo mucho y bien que se desempeñan las gentes de una tierra que vive siempre el fútbol «de manera cercana y apasionada», ha concluido.