Las selecciones vasca y catalana de fútbol repitieron en San Mamés el empate de sus dos enfrentamientos en los últimos años, con una asistencia de 40.000 espectadores, entre ellos unos 4.000 seguidores catalanes.
Partido amistoso del que no constan lesionados (menos mal), entre las selecciones de Euskadi y Cataluña, que conmemoraba «el centenario» (?) del primer partido entre los combinados vasco y catalán disputado el 3 de enero de 1905, en el antiguo San Mamés.
Árbitró Bikandi Garrido, del Comité vasco. No mostró ninguna tarjeta.
Asistieron al encuentro, entre otras personalidades, el lehendakari Íñigo Urkullu y el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Previamente, centenares de personas reivindicaron en un ‘desfile’ por el centro de Bilbao la oficialidad de ambas selecciones.
Se observaron un par de pancartas sobre el terreno en las se podía leer ‘One country, One Team’ (Un país, una selección) y ‘Una nació, una selecció’ (Una nación, una selección).
En declaraciones que recoge El Diario Vasco, el lehendakari, Iñigo Urkullu, se felicitó por el buen ambiente que rodeó al partido y recordó que «el objetivo es la oficialidad.
Tanto desde el Gobierno como desde otras instituciones estamos intentando avanzar y que el siguiente partido se celebre en periodos FIFA».
Por su parte, el presidente catalán, Artur Mas, aseguró que la oficialidad es «muy difícil. Ya se sabe cómo es esto en un Estado como el español. Es muy complicado. Es un tema sensible siempre, hasta el punto que se lo ponen muy difícil para que selecciones como la catalana o la vasca, que representan a dos pueblos, puedan progresar de manera normal».
También asistieron al partido la presidenta del Parlamento Vasco, los diputados generales de Gipuzkoa y Bizkaia y del director de Deportes del Gobierno Vasco.
No cabe duda de que el acontecimiento les venía como anillo al dedo a los dos dirigentes nacionalistas.
Uno, el catalán Artur Mas, porque necesita acrecentar los apoyos a su causa independendista en medio de una querella del Fiscal por la consulta popular prohibida por el Tribunal Constitucional.
Y al otro, Urkullo, necesitado a nivel interno del PNV, pues hace tiempo que le mueven la silla.
