La reaparición de Ucrania en la candidatura de España-Portugal-Marruecos al Mundial enfada a Rabat. Y el Sahara se presenta como problema político de primer orden
A la candidatura Ibérica al Mundial 2030, que ya no es tal tras la incorporación de Marruecos, le han surgido dos nuevos problemas serios.
Marruecos no acepta la inclusión de Ucrania y ya empiezan las movilizaciones para que, si finalmente es la agraciada por la FIFA, Rabat no pueda celebrar partidos de fútbol en el Sáhara Occidental, según informa El Confidencial.
Fue Mohamed VI de Marruecos el que, el 14 de marzo, en un discurso que pronunció en su nombre su ministro de Educación, Chakib Benmoussa, anunció la presentación de una candidatura tripartita (España-Portugal-Marruecos) al Mundial de 2030, sin mencionar a Ucrania.
"La candidatura sobre la que seguimos trabajando es tripartita", aseguraron al diario Le Desk de Casablanca fuentes afines a Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Real Marroquí de Fútbol (FRMF). "Nunca se nos ha hablado de un cuarto país", añadieron. Con motivo de la cumbre de Lisboa entre Portugal y Marruecos en mayo, el ministro luso de Asuntos Exteriores, Joao Gomes Cravinho, confirmó que era una iniciativa tripartita.
La aparición del "invitado sorpresa ucraniano", como lo describe la prensa marroquí, disgusta a las autoridades de Rabat por tres motivos. Primero, por la falta de información de sus socios europeos, que quizá llevó al rey a hacer en marzo un anuncio incompleto.
Segundo, porque el protagonismo de un país en guerra, o que acaba de salir de ella, relegará un poco a Marruecos. La candidatura tripartita llamaba la atención porque incorporó a vecinos de dos continentes.
La tercera razón es de índole práctico. Desde un punto de vista logístico, es complicado y costoso organizar un Mundial entre cuatro países, uno de ellos muy alejado.
El Sahara
Por otro lado, 30 eurodiputados han enviado una carta a la FIFA en la que exponen que "la celebración de eventos internacionales, como partidos de fútbol, en territorios ocupados podría ser contraria al derecho internacional, ya que incumpliría las obligaciones de la potencia ocupante de no explotar los recursos y la población del territorio ocupado en beneficio propio, tal y como recogen la IV Convención de Ginebra de 1949 y otras normas del derecho internacional humanitario". "El Mundial no puede contribuir a legitimar una ocupación ilegal", añade el texto. "De lo contrario, la FIFA se convertiría en cómplice de esta situación", concluye.
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