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El fútbol, puro teatro

EFE/David Gallego Barbeyto EFE/David Gallego Barbeyto Lunes, 09 de Febrero de 2015

David Gallego Barbeyto

Con el fútbol sucede como con el teatro: los profesionales lo son por vocación. Por eso, porque el mero hecho de entrenar y ensayar supone ya cumplir un sueño, resulta tan divertida la frase aquella, creo que de Woody Allen, de "Trabajo como actriz, pero en realidad me gustaría triunfar como camarera".

 

¿No sería igualmente risible que un futbolista afirmara "Juego en primera división, pero algún día conseguiré ser comercial de telefonía móvil"?, ¿acaso existe un solo jugador que no celebre atarse las botas cada día? Futbolistas y actores, en suma, son personas privilegiadas, "astros" de distintos firmamentos: la Liga BBVA o la alfombra roja de los Premios Max.

 

Claro que el lenguaje del teatro y el del balompi? comparten mucho más que "estrellas". Así, cuando un entrenador se quita méritos por una victoria y desea ensalzar a su plantilla, suele oírse aquello de "Ellos son los protagonistas". "¿Los once?", podrá preguntarse el lector. Y es que, en efecto, aunque el significado se entienda y nada pueda censurarse, si "protagonista" es el 'personaje principal', parece un exceso de principalidad llamar as? a cada uno de los integrantes del equipo.

 

Más bien, resultan más precisas frases como "El Deportivo derrotó al Rayo con Celso Borges como protagonista", donde solo se destaca la actuación de un jugador, en este caso, el costarricense que marcó este viernes un doblete ni más ni menos que en el día su "debut".

 

Si en vez de referirnos al primer partido de un jugador en un club lo que se celebra es la primera jornada de un campeonato, nada tan habitual como leer que "El Granada-Deportivo de la Coruña abre el telón de la Liga BBVA". Más recientemente, en enero, se publicó que "Se vuelve a levantar el telón de la Liga BBVA tras el parón de las vacaciones navideñas". Cómo no, cuando la Liga BBVA toque a su fin, tampoco faltarán frases como "La competición de la regularidad baja el telón".

 

Y cuando en lugar del primer partido de un jugador o de una temporada es la primera vez que un entrenador pone juntos a determinados jugadores u opta por determinada táctica, se empleará el verbo "estrenar": "El Barça estrena defensa en el clásico" o "Luis Enrique estrena la 3-4-3".

 

Pongamos ahora por caso que el partido ya ha empezado y resulta que un equipo avasalla a su rival. ¿Qué se dirá en tales circunstancias? En efecto: "El partido fue un 'monólogo'". Nótese, en este sentido, que la palabra "monólogo" suele aplicarse al texto de un personaje de teatro. ¿Cómo, pues, se recurre a este sustantivo en las retransmisiones futbolísticas? En mi opinión, dicho de un partido, solo cabe entender esto del soliloquio como ampliación de este otro tópico: "Los jugadores hablan sobre el terreno de juego". Entonces sí: solo si únicamente habla un equipo, habrá monólogo.

 

En estos casos, el entrenador del equipo en desventaja tirará de banquillo para "cambiar el decorado" o "la decoración" del partido: "Djukic trató de cambiar el decorado reforzando el centro del campo con Abel Gómez".

 

Para eso, no le quedará más remedio que meter a unos jugadores y hacer salir a otros, que "harán mutis" por el foro: "Sin protagonismo y con más apuros de los lógicos, Douglas hizo mutis por el foro a falta de un cuarto de hora".

 

Si ni por esas se consigue dominar el partido, siempre cabe la esperanza de que una "jugada ensayada" salve al equipo. En una falta bien lanzada, no es extraño que un portero se convierta en mimo y se limite a "hacer la estatua": "Lanzamiento imparable para el portero del Espanyol, que hizo la estatua".

 

Otras veces, simplemente, la actuación del guardameta es desafortunada y, disfrazado ahora de intérprete musical, se pone a "cantar" como si estuviera en la ópera. Si al final logra una atajada de mérito y los suyos recortan diferencias, al menos quedará el consuelo, pese a no lograr puntuar, de "haber maquillado el resultado".

 

Aunque eso sí: siempre será mejor arrancar un empate, en cuyo caso, un locutor con experiencia hablará de que se han firmado "tablas" en el marcador.

 

La fraseología teatral es tan extensa que estos párrafos no alcanzan para agotarla. Una segunda crónica, por tanto, completará esta inicial. Pero ya se lo adelanto: para quienes en la última jornada estén al borde del descenso, seguro que el final ser? "dramático".

 

La Liga del Español Urgente es una iniciativa de la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y patrocinada por el BBVA, que tiene como objetivo principal el buen uso del español en los medios de comunicación.

 

Parte II

 

Se trata de una segunda parte o, como también se dice en el fútbol y el teatro, del "segundo acto": "Nada más comenzar el segundo acto, apareció Córdoba para aprovechar un despiste del portero".
Claro que la cosa va más allá de la mera división en actos.

 

Si atendemos a la estructura clásica de un obra, encontraremos que el fútbol también echa mano de palabras como "presentación" ("Miku alaba el fútbol de Paco Jémez en su presentación"), "nudo" ("En el 70, Cavaleiro volvió a poner un nudo en la garganta a la parroquia local con una ocasión muy clara") y "desenlace" ("La expulsión de Gabi Fernández condicionó la segunda parte y el desenlace").


A partir de ahí, desde el momento en que los partidos se conciben como material narrativo o de relato, ¿cómo no hablar de "argumentos"?: "Nervios y más nervios en el Atlético, sin argumentos para superar al Barça". Eso sí, en este caso, estamos ante un uso algo forzado, pues "argumento" es 'razonamiento para demostrar algo' o 'asunto de que trata una obra'.


¿Carecía el Atlético de razonamientos contra el Barcelona? No exactamente. Aunque la expresión está tan asentada que se entiende, a buen seguro habría sido más preciso optar por "... un Atlético 'sin recursos' / 'sin ideas' / 'impotente' / 'incapaz'" o "... un 'flojo' Atlético",  "desmadejado" incluso, adjetivo que remite a "madeja", lo que de inmediato nos conducirá a una "trama": "La trama del partido se había enredado".


El "enredo", a propósito, no solo forma el conflicto central de una obra, sino que también puede ser una maraña de rebotes y pies intentando despejar y disparar a gol a un mismo tiempo: "Bacca solucionó un enredo en el área rival con un gol en el minuto 90".
Por supuesto, es comprensible que se deslice esto del "argumento" y la "trama" si cada dos por tres se alude también al "guion" (sin tilde) o al "libreto": "El guion del partido, sin embargo, tenía reservadas más sorpresas" o "Ideas arraigadas en el libreto del técnico azulgrana, que Mascherano transmite con viveza y fluidez".

 

En este sentido, cuando se cumple a la perfección lo entrenado a lo largo de la semana, en vez de disputarse encuentros, parecen celebrarse recitales y sinfonías: "Comenzó Griezmann su recital con un chut seco y certero con la zurda" o "Krohn-Dehli, omnipresente, dirigía con batuta sólida la sinfonía del Celta".

 

Y si, al contrario, nada de lo ensayado funciona y además se encadenan resultados adversos, empezará a oírse un runrún en el estadio y peligrará el puesto del entrenador por no acertar con la "partitura": "Una cosa es perder la confianza en su director de orquesta y otra bien distinta es estar de acuerdo en cómo suena la partitura", dijo el presidente del Granada en referencia a Caparrós.

 

La posibilidad intermedia entre ganar y perder es que el equipo empate, en cuyo caso podrá hablarse de "reparto", en este caso de puntos, no de actores de un elenco.

 

Por otro lado, si el público está disconforme con el juego o con el resultado, no mostrará su desaprobación golpeando con los pies en el suelo como en el teatro, esto es, no se dedicará a "patear", acción que en los estadios solo es propia del futbolista que chuta hacia la meta contraria.

 

Más probable es que los aficionados se desahoguen silbando, ya sea a su equipo o al rival que engaña al árbitro al "hacer teatro", por ejemplo, exagerando un gesto que era más caricia que manotazo en la cara.

 

Los asistentes al campo, por cierto, no se limitan a juzgar la actuación de unos y otros, sino que pueden llegar a influir en el ánimo del equipo que juega a domicilio y, en tal medida, en su rendimiento. En tales casos, es frecuente que se saque a relucir el famoso "miedo escénico": "El Bernabéu necesita recuperar el miedo escénico".

 

A tal fin, es imprescindible que en el estadio, sobre todo cuando se persigue una remontada de varios goles, no quede "butaca" vacía ni "palco" sin ocupante ni "anfiteatro" sin "tifo" ni "gallinero" sin bandera. En suma, la afluencia ha de ser tal que se vendan todas las localidades y el club tenga que "colgar el cartel de no hay billetes".

 

Y ya para terminar, llama la atención que el mencionado "gallinero", que en los campos de fútbol es el "graderío" más alto, se defina como 'paraíso del teatro'. Paraíso, sí, ni más ni menos, como si ver un espectáculo desde las alturas pudiera transportarnos a edenes de ensueño.

 

En realidad, tiene pleno sentido: ¿no nació el fútbol en Inglaterra?, ¿y cómo llaman los aficionados del Manchester United a su prestigioso estadio? No solo es el Old Trafford, no; afectivamente, es también su "Teatro de  los Sueños".

 

La Liga del Español Urgente es una iniciativa de la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y patrocinada por el BBVA, que tiene como objetivo principal el buen uso del español en los medios de comunicación.

 

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