Esta semana hemos conocido la noticia de que Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, ha enviado una carta al secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, anunciando el propósito de la LFP y la LPFP (Liga Portuguesa de Fútbol Profesional) de denunciar ante los organismos de la Unión Europea la Circular 1464 de 22 de Diciembre 2014 de la FIFA a través de la cual se prohíben los Fondos de Inversión en el fútbol.
Esta controvertida Circular de la FIFA es el resultado de unos años de incertidumbre en las operaciones de compraventa de jugadores a través de la figura de los Fondos de Inversión. La FIFA siempre ha sido reacia a la existencia de Fondos de Inversión en el fútbol, o cómo estipula en sus reglamentos Third-Party Ownership (TPO), es decir, no es partidaria de que un tercero tenga la propiedad de los derechos económicos de los jugadores de fútbol.
Hasta la publicación de la polémica Circular FIFA, la propiedad de los derechos económicos por parte de terceros (TPO) estaba regulada en el art. 18 Bis del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores (RETJ), que por decirlo de una forma más sencilla, es la normativa que rige el fútbol mundial en cuestión de traspasos. En este artículo se permitía que un tercero tuviese la propiedad de los derechos económicos de un jugador de un club, siempre y cuando este tercero no influyese en las decisiones deportivas y económicas de dicho club. Este famoso art. 18 RETJ, ha sido modificado por la última Circular de la FIFA, prohibiendo definitivamente la existencia de estos terceros (TPOS) en el mundo del fútbol, lo cual supone que se cierra el grifo para los Fondos de Inversión que veían en el fútbol un potencial económico en sus inversiones.
Aclarada la situación actual en el ámbito FIFA queremos profundizar en el porqué de la decisión de Javier Tebas para denunciar y posicionarse a favor de los Fondos de Inversión. La LFP, junto con el CSD, siempre se ha mostrado favorable de la existencia de estos Fondos de Inversión como mecanismo de financiación y entrada de capitales externos en el panorama futbolístico. Dicho esto, siempre han manifestado la necesidad de regular estos Fondos en la normativa tanto española como comunitaria y dotar de mayor transparencia y visibilidad las operaciones de estos terceros.
Por otro lado la RFEF y la AFE a nivel nacional, la UEFA y la FIFA en el ámbito internacional, se han mostrado totalmente contrarios a la existencia de estos Fondos, centrándose en la protección del jugador y la inestabilidad deportiva que estas operaciones pueden suponer para él. Michel Platini ha llegado a decir que los Fondos de Inversión son “dopaje financiero” y “una nueva forma de esclavitud para los jugadores”.
Por tanto nos encontramos en un escenario en el que hay diferentes posiciones dentro del panorama futbolístico nacional e internacional. Pero ¿por qué no se confía en estas operaciones?¿Por qué los máximos dirigentes del Fútbol mundial no quieren saber nada de los Fondos? ¿Por qué la LFP cree que deben regularse y existir? Son muchos los porqués.
Digamos que con el panorama económico que tenemos hoy en el mundo del fútbol y en España en general, a nadie en su sano juicio se le ocurriría dejar dinero a un club de fútbol. Por eso los Fondos de Inversión, en una actitud puramente especuladora a través de operaciones de financiación con cláusulas complejas, obtenían los derechos económicos de los jugadores con el propósito de sacar rendimiento en una futura venta.
Claro está que si el club recibe una oferta posterior de alguna forma se sentía obligado a vender al jugador para que ese Fondo obtenga la rentabilidad en la operación. Este argumento es el que defienden posturas contrarias a los Fondos de Inversión ya que prima el interés económico por encima del deportivo. Pero, sin los Fondos de Inversión, ¿podrán clubes con dificultades económicas traer a jugadores competitivos y pelear los títulos a los clubes más poderosos?
Veamos toda esta cuestión jurídica/económica/futbolística con un ejemplo que quizás nos ayude a aclarar todos estos conceptos y de forma sencilla comprender una operación de traspaso de jugadores con la intervención de un Fondo de Inversión.
En el verano de 2011 a todos nos sorprendió durante las vacaciones de Agosto el fichaje de Radamel Falcao por el Atlético de Madrid por la cifra de 40 millones de €. Esta venta efectuada por el FC Porto, se convirtió en el mayor traspaso en la historia del fútbol portugués. Posteriormente pudimos conocer que en esta compra el club colchonero se ayudo de un conocido Fondo de Inversión para fichar al crack colombiano. De una manera sencilla podemos decir que el Fondo aportaba una parte del dinero del traspaso a cambio de percibir un porcentaje ante una más que posible venta futura del colombiano.
Los 40 millones del traspaso de Falcao (el total de la operación incluyendo a Ruben Micael fueron 45 millones €) se habrían dividido supuestamente de la siguiente forma, 25 millones € salían de las arcas del Vicente Calderón, y los otros 15 millones € los aportaba el Fondo de Inversión en cuestión.
Todos sabemos que los Fondos de Inversión no son una ONG, por lo que exigía una rentabilidad de su inversión en dos años. Todo parecía, y finalmente así fue, que el paso del bueno de Radamel tenía fecha de caducidad, y lo que buscaba este fondo era una futura venta del jugador para obtener su plusvalía.
Después de dos magníficas temporadas en el Atlético de Madrid ganando la Europa League, la Supercopa de Europa y la Copa del Rey, y siendo una parte fundamental del equipo y del proyecto de Simeone, el 31 de Mayo de 2013 se confirma su fichaje por el AS Mónaco y Falcao abandona las orillas del Manzanares para trasladarse al Principado.
A todos nos sorprendió como de un equipo campeón se marchaba a un proyecto, en una liga menor, sin jugar la Champions League, y aparentemente dando un paso atrás en su carrera deportiva. Tal sorpresa no lo fue para el Atlético ni para el Fondo de Inversión, que ante la oferta de 60 millones de euros que ofrecía el propietario millonario del AC Mónaco decidieron vender al jugador y obtener así la deseada rentabilidad. Por tanto, los 60 millones debieron repartirse en 40 millones para el Atlético de Madrid y 20 millones para el Fondo de Inversión.
De esta forma, tras la inversión inicial en 2011, en dos años el Fondo recibió en torno a 20 millones €, con un beneficio de 5 millones en dos años, y una rentabilidad en ese periodo de un 33%.
El negocio había sido un éxito rotundo, Falcao había ganado títulos vestido de rojiblanco, con su traspaso el Atleti tenía capacidad económica para fichar buenos jugadores, pero ¿creen ustedes que fue la decisión deportiva correcta para el colombiano?
Javier Bermúdez de Castro es abogado en PONS Deporte y Entretenimiento
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