El Atlético, dispuesto a colaborar con el Chelsea para burlar la nulidad de la cláusula Courtois

Nos parece que la UEFA lo va a tener difícil, por no decir imposible, para hacer efectiva la declaración de nulidad de la clausula impuesta por el Chelsea al Atlético de Madrid sobre Courtois.

Después de eliminar al Barça en cuartos de final de la Champions, Enrique Cerezo desveló que existía una cláusula en virtud de la cual el Atlético deberá pagar cerca de tres millones de euros por cada partido en el que alinee a Courtois frente al equipo inglés mientras dure la cesión.

Minutos antes del sorteo de semifinales celebrado el viernes, la UEFA, por medio de un comunicado, dejó claro que no permitirá esos condicionantes. "La integridad de la competición es un principio fundamental para la UEFA. Tanto la Champions League como nuestro Reglamento Disciplinario contienen disposiciones claras sobre la estricta prohibición de que cualquier club ejerza o intente ejercer cualquier influencia sobre la participación de los jugadores de otro equipo en un partido", decía el comunicado.

Con mucha habilidad, el Chelsea, por medio de su director ejecutivo, Ron Gourlay, salió al paso inmediatamente afirmando que, a la vista de lo acordado por el organismo europeo, tal cláusula se tenía por no puesta y que no se opondrán a que el portero juegue con el Atlético.

Sin embargo, hay zonas oscuras a las que no puede llegar ni siquiera el largo brazo de la UEFA. Al Atlético de Madrid no le queda otra alternativa que aceptar un encarecimiento de la renovación de la cesión del portero belga. Dicho en román paladino, pagar un sobreprecio, en dinero o en especie,  en compensación por la alineación del guardameta en semifinales, así de simple.

Salvo que una de las partes lo denuncie, o que una de ellas sea traicionada desde dentro, no hay forma de probarlo.

Los dos clubes, en perfecto amor y compaña, reiterarán públicamente que aquella cláusula se ha tenido por no puesta y que la negociación sobre la renovación de la cesión no estaba cerrada cuando se celebró el sorteo. Nadie podrá demostrar, salvo los propios clubes, que la cantidad final pactada por la renovación de la cesión engloba una porción destinada a sufragar la alineación del portero en Champions.

Y aquí termina esta historia.