Mónica Sarabia Bernabéu
El ejercicio físico y la práctica deportiva de las mujeres se han visto limitados tradicionalmente por prejuicios y estereotipos sexistas que establecían criterios de exclusión o barreras para la participación femenina, por lo que, la constitución de las primeras ligas femeninas en nuestro país fue ciertamente tardía comparada con la llegada de las competiciones masculinas.
No se han superado todos los límites u obstáculos para que la mujer acceda a la práctica deportiva con la mayor libertad y garantías existentes, todo lo contrario, pese a vivir en un país cuya Constitución garantiza el derecho a la igualdad como un derecho fundamental y, existir varias disposiciones normativas (no efectivas) que promueven la igualdad efectiva de mujeres y hombres y la igualdad de oportunidades de la mujer en el deporte, siguen existiendo fuertes desequilibrios entre ambos sexos.
Las ligas femeninas en la actualidad sufren lo que podemos denominar “una fuga de talentos”, pues, no son competitivas comparadas con otras ligas vecinas y además no ofrecen las garantías mínimas ni la seguridad jurídica que toda deportista profesional debería obtener, tales como: existencia de contratos laborales con la entidad o club al que pertenece, cotizaciones a la Seguridad Social, derechos de conciliación con la vida personal y familiar, reconocimiento de las estructuras federativas, etc. Esto provoca que muchas deportistas profesionales busquen ofertas más atractivas en el extranjero, ya que, les otorgan unos soportes mucho más llamativos y beneficiosos para el desarrollo de su trayectoria profesional que lo que ofrece el sistema deportivo español.
El pilar más significativo que se echa en falta dentro del mundo de las ligas femeninas en es la aparición de una verdadera institución que tome partido por las decisiones que afectan a la contratación, las condiciones de prestación de servicios y el despido de las trabajadoras en relación de dependencia con un club o entidad deportiva.
Siguiendo con la argumentación anterior, también se sufre la ausencia de convenios colectivos que regulen los aspectos básicos de la relación laboral entre las deportistas y sus empleadores. Estos tipos de acuerdos son esenciales para establecer una negociación colectiva entre las partes interesadas, que atienda a las necesidades reales de las deportistas y dote de seguridad jurídica la situación laboral de las mismas. Con la aparición de los convenios colectivos se esfumarían muchos de los problemas jurídicos que surgen en la actualidad entre las deportistas y sus clubes, y que en los tiempos que corren resultan inadmisibles, indignos e intolerables, tales como: cláusulas de rescisión por maternidad, contratos de monitora de tiempo libre, contratos de empleada del hogar, etc.
Para más inri, a todos los problemas anteriores se le suma la de falta de liquidez de los clubes o entidades deportivas que integran las ligas femeninas estatales. Cada vez, es más habitual ver como los clubes femeninos de distintas modalidades deportivas anuncian su disolución por la falta de apoyo económico, por un lado, de su respectiva federación, que destina menos recursos de los deseados al deporte femenino; y por otro lado, de las empresas patrocinadoras, que no ven la oportunidad de negocio en el deporte femenino. Por lo tanto, ante la reducción de clubes que integran las ligas femeninas el nivel deportivo de la competición decae y pierde su valor comercial, provocando que los operadores televisivos dejen de interesarse por retransmitir las competiciones deportivas de mujeres.
Parece claro que en este mundo del negocio deportivo, si no tienes un producto atractivo que vender no tienes el apoyo económico necesario para permanecer en la esfera alta de la competición. Tal es así la realidad que, la mayoría de los clubes que componen las ligas femeninas y acceden por méritos deportivos a participar en las competiciones europeas o nacionales de primera categoría, rechazan automáticamente su participación. Lo anterior es debido a la falta de liquidez y a la ausencia de apoyo económico, ya que, no disponen de los medios suficientes para sufragar todos los gastos que conlleva acceder a una competición de dicho nivel (gastos de viaje, equipaciones, pernoctaciones, etc.).
En este sentido, hace un par de días, la Liga de Fútbol Profesional se comprometió a prestar el apoyo necesario al fútbol femenino para solventar los problemas existentes e impulsar su crecimiento; refiriéndose a éste como un “activo del mercado sin explotar”. Para ello, pretende dibujar un plan de futuro con la profesionalización y la creación de activos como metas, a través de la creación de un área especializada de fútbol femenino que se encargará de analizar el presente y futuro de éste, la incorporación de diversos clubes dentro de su programa world challenge e impulsará la creación de una asociación de clubes de fútbol femenino que contará con un apoyo inicial de 150.000 euros por parte de La Liga.
Sin duda alguna, estamos ante un grandísimo logro del fútbol femenino, algo así como, un sueño hecho realidad para todas aquellas personas que aman y se desviven por este deporte, un gran avance para un deporte que, todo este tiempo, ha permanecido oculto e invisible dentro de su propia estructura federativa.
Mónica Sarabia Bernabeu
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