El asturiano, contra todo pronóstico, se impuso por 6-4, 6-7 (6) y 6-3 dando una lección de pundonor, de convicción y de comportamiento, cosa que no puede decirse de su oponente.
Pablo Carreño, 30 años, consiguió la que seguramente es la victoria más valiosa de toda su carrera al fundir al serbio Novak Djokovic, nº 1 mundial y uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, en el duelo por la medalla de bronce.
El asturiano, contra todo pronóstico, se impuso por 6-4, 6-7 (6) y 6-3 dando una lección de pundonor, de convicción y de comportamiento, cosa que no puede decirse de su oponente.
Esta medalla, por la talla del rival y por cómo se ha conseguido, siendo de bronce, vale su peso en oro.
Carreño fue superior a Djokovic de principio a fin, también por el cansancio acumulado del serbio, que 24 horas antes disputó dos partidos.
El español se impuso con claridad en el primer set y a punto estuvo de resolver el partido en dos mangas, pero en el ‘tie-break’ el serbio evitó la victoria de Carreño salvando una bola de partido.
Pero en el tercer set Djokovic perdió el oremus y comenzó a luchar más contra sus fantasmas que contra su rival en la pista. El cansancio y la presión, por qué no decirlo, le jugaron una mala pasada y le hicieron desconcentrarse.
No hizo lo mismo Carreño, que llegó a ponerse 5-2. Djokovic se recompuso al final, pero con 5-3 llegó el golpe final del español.
Hasta cuatro bolas de partido salvó el serbio, haciendo pensar a muchos que podría darle la vuelta a la situación y vencer. Pero a la sexta llegó la vencida y Carreño se llevó un bronce histórico.
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