Hace escasos meses, el Emir de Qatar visitó España y prometió inversiones por un importe superior a los 4.000 millones de euros. El gobierno español, encantado.
Varios gobiernos y federaciones nacionales han centrado sus críticas por los brazaletes arcoíris en la FIFA evitando a toda costa citar al país anfitrión, como si éste fuese ajeno a la polémica.
El Mundial de la FIFA, en su larga historia desde los años treinta del siglo XX, ha tenido como sede diversos países con dictaduras, algunas muy sangrientas, como la de Argentina 1978 o la más reciente de Rusia 2018. Todos los gobiernos anfitriones, en los campeontatos internacionales de todas la modalidades, incluidos los JJOO, le han marcado el paso a la FIFA, al COI y al resto de federaciones internacionales. Así lo reflejan, usando los términos adecuados por supuesto, en los correspondientes contratos cuando se firman las concesiones de los eventos.
Volviendo al tema de los brazaletes, se percibe claramente que para los gobiernos de todo el mundo no es cuestión de poner en peligro los negocios que tienen o esperan firmar con Qatar. Hace escasos meses, el Emir de Qatar visitó España y prometió inversiones por un importe superior a los 4.000 millones de euros. El gobierno español, encantado.
No sólo se cuidan de no criticar al país anfitrión, sino que sus diatribas contra la FIFA las formulan ante las mismísimas narices de las autoridades cataríes. Así lo hizo este martes el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien, en una rueda de prensa en Doha junto a su homólogo catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, dijo que el deporte tiene el poder de "unir a la gente" y reivindicó que "nadie en un campo de fútbol debería verse obligado a tener que elegir entre apoyar estos valores o jugar con su equipo".
Y para dejar claro que su crítica no iba dirigida al país, Blinken celebró el "importante mensaje" que a su juicio ha enviado Qatar al mundo en el sentido de que "todos son bienvenidos" en este Mundial.
El titular de Exteriores de Estados Unidos se encuentra en Doha para participar en un diálogo estratégico con el Gobierno catarí, sin imporarle lo más mínimo las duras críticas en EEUU contra el país árabe por violaciones a los derechos humanos, de los trabajadores, las mujeres y la comunidad LGBT.
Blinken declaró que los derechos humanos son un "pilar clave" de la política exterior de Estados Unidos y dijo que Qatar ha tenido un "progreso real" sobre este tema.
Como es sabido, los capitanes de las selecciones de Inglaterra, Alemania, Países Bajos, Gales, Bélgica, Dinamarca y Suiza no lucirán finalmente el brazalete de capitán con el mensaje reivindicativo e inclusivo 'One Love' ('Un Amor') ante el temor de las sanciones "deportivas" que pueden recaer sobre sus portadores.
Esta decisión fue tomada por las respectivas federaciones a instancias de sus gobiernos nacionales, que también han evitado criticar al gobierno de Qatar. En un comunicado conjunto, las federaciones de estos combinados nacionales advirtieron que la FIFA "impondría sanciones deportivas", tarjetas amarillas, si sus capitanes salían con estos brazaletes al terreno de juego.
"Como federaciones nacionales, no podemos poner a nuestros jugadores en una posición en la que puedan enfrentarse a sanciones deportivas, incluidas la amonestación, por lo que hemos pedido a los capitanes que no intenten llevar los brazaletes en los partidos de la Copa de Mundo", añadieron.
Efectivamente, el Reglamento de la Copa Mundial de la FIFA 2022 establece en su artículo 24, referido a las equipaciones de las selecciones, que los «jugadores y oficiales tendrán prohibido mostrar mensajes políticos, religiosos o personales o lemas en cualquier idioma o forma en el uniforme, el equipamiento (bolsas de deporte, botelleros, botiquines, etc.) o en el propio cuerpo».
No solo eso, el Reglamento de equipaciones de la FIFA también indica (13.8.1) que «en las fases finales el capitán de cada equipo llevará el brazalete de capitán que suministre la FIFA» y su Código Disciplinario prevé, en el apartado de infracciones y conductas ofensivas, que podrán imponerse medidas disciplinarias a quienes se sirvan «de un evento deportivo para realizar manifestaciones de índole distinta a la deportiva» (art.11, 2 c).
En base a ello, la FIFA, haciendo uso de sus competencias, ha comunicado que portarán un brazalete común contrario a todo tipo de discriminación, no sólo contra las personas LGBT.
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