Reproducimos parte de la entrevista realizada por Joaquín Maroto al exseleccionador Javier Clemente en la que aborda diversas cuestiones relacionadas con la operación Soule, en especial la fianza que pagó para liberar a Juan Padrón, exvicepresidente de la RFEF.
¿Qué le parece el follón? Se ha liado una gorda...
Pues vamos a ver en qué queda todo esto cuando el juez termine la instrucción. Yo insisto en que ni de coña Villar ha metido la mano en el cajón. Otra cosa es que, por su forma de ser, Villar haya delegado y que otros se hayan podido aprovechar, que ya veremos si ha sido así o no.
¿Cómo es Villar?
Villar es un hombre austero, muy austero, que jugó doce años en el Athletic, no ni uno ni dos, y que algo ahorró. Además es metódico y religioso. ¡Pero si el único vicio que tiene Villar es rezar! No le veo metiendo mano en la caja. Ahora dicen que también tiene cosas con Hacienda. Bueno, como mucha gente. El que más y el que menos trata de pagar lo justo. Insisto, a ver en qué deja el juez todo este asunto.
¿Por qué se animó a pagar la fianza de Juan Padrón?
Porque es mi amigo y me salió del alma. Padrón pudo morir en la cárcel. Le dio un sofocón tremendo y menos mal que Gorka (el hijo de Villar, detenido el mismo día, el pasado 18 de julio) le movió, le cambió de postura y no sé qué le hizo pero reaccionó. ¿Pero se puede tener en un calabozo así, que era una sauna, a un hombre de ochenta años? Le tuvieron a ochenta grados y tuvo un bajonazo de tensión que casi se queda en el sitio. Pagué la fianza de Padrón por los años que pasamos juntos en la Selección, por lo mucho que me apoyó en esa etapa y por respeto y amistad. Para tener trescientos mil euros en el banco, pues se los dejo a mi amigo.
¿No tenía dinero Padrón para afrontar su fianza?
¡Pero si le incautaron todo lo que tenía!
¿Espera recuperarlos? Los trescientos mil, digo.
¡Hombre, ya me los devolverá cuando pueda! Porque esa es otra, le embargaron todas las cuentas. Y va él y le llevan a Soto. Encima su mujer, Enriqueta, que está muy delicada. Pues ¿qué podía hacer? Ayudarle de corazón, que fue lo que hice. Como él me ayudó a mí cuando lo necesité.
¿En qué le ayudó Padrón en su etapa en la Selección?
Pues en todo y desde el primer día. Cuando yo me hice cargo de la Selección en la Federación no había ni un duro, ni cuatro perras gordas. Tuvimos que darle a la cabeza, y convencimos a los jugadores para hacer publicidad. Un poco fuimos los pioneros de lo que se hace ahora, aunque ahora es todo distinto, más a lo bestia, más industrial. Pero nosotros hicimos lo nuestro, lo que pudimos, y pasamos de una situación de ruina a la estabilidad.
¿Ese fue el apoyo que le dio Padrón, con la publicidad?
Con eso y con otras muchas cosas, algunas muy delicadas. Por ejemplo cuando dije que la Selección tenía que ir por toda España, que no se podía quedar siempre en Sevilla. Eso fue tremendo. ¡Pero era necesario! Sevilla fue magnífica, y se volcó en los partidos decisivos como el que disputamos contra Dinamarca en el que nos clasificamos para el Mundial de Estados Unidos de 1994. Pero en otros encuentros el campo no se llenaba y teníamos que poner muñecos y pegatinas para que por la tele se viera otro aspecto. Por eso cambiamos y llevamos a España a otras ciudades. Y en ese tema, como en tantos otros, tuve la ayuda de Padrón. ¿Iba a dejarle solo ahora que él necesitaba mi ayuda? Más allá de las acusaciones, que habrá que probar, Padrón es mi amigo y le he tratado como tal.
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