El expresidente del CSD, Miguel Cardenal, al igual que lo hiciera Lissavetzky en 2008, desoyó la consigna de Samaranch: «Con el fútbol no te metas»". Bien que se metió, vistas las consecuencias, y el puesto le costó, pero reitera que no era una cuestión personal.
«No debo hablar. Parecería que me quiero vengar o que tenía un problema personal. Para mí, solo era una cuestión de trabajo», declaró Miguel Cardenal al diario ABC tras ser preguntado por la detención de Ángel María Villar en la operación Soule.
El diario ABC cuenta como se desarrollaron los últimos contactos entre ambos dirigentes: "Mediados del año 2014. Fue la última visita de Villar al despacho de Miguel Cardenal. El entonces secretario de Estado para el Deporte intentaba, por las buenas, que el presidente futbolístico justificara las múltiples objeciones que la auditoría encargada por el CSD había encontrado en la contabilidad de la Federación. Pero Villar no solo no le presentó las cuentas, sino que le contestó con una proposición a futuro: «Vienes del fútbol y tienes que volver al fútbol». No le costó demasiado a Cardenal comprender lo que quería decir Villar con esa críptica frase. Otros en su misma situación o en puestos similares terminaron sentados en algún sillón en la Federación después de abandonar su cargo. A cambio de garantizarse su porvenir, el entonces secretario de Estado debía hacer la vista gorda sobre el cúmulo de irregularidades que tenía encima de su mesa".
Y añade el reportage de ABC: "Cardenal no tragó. Y meses después, cuando Villar volvió a negarse a presentar las cuentas, envió una durísima carta a los presidentes de las territoriales que terminó desatando la guerra total entre el Consejo y la Federación. Una guerra que, según repitió Cardenal una y otra vez, no era un asunto nada personal, sino «un tema de trabajo».
De hecho, su relación con Villar había sido buena hasta entonces. Pero uno de los grandes objetivos de su mandato era el de la transparencia y la buena gobernanza en las federaciones, y había llegado la hora de que un secretario de Estado (ya lo había intentado sin éxito Lissavetzky en 2008) contraviniera el único consejo que Juan Antonio Samaranch le dio en ese mismo despacho a un antecesor de Cardenal: «Con el fútbol no te metas»".
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